15/8/08

Should I stay or should I go

La separación llevó a un amigo a estar nuevamente en el “mercado”, y por tratarse de un buen partido, le han sobrado los voluntarios para presentarle nuevos prospectos. Y a pesar de que admite no saber muy bien cómo funcionan las cosas ahora (estuvo en pareja por once años), rechaza las ofertas de amigas, hermanas, tías, y conocidas en general, que serían perfectas para él.

Sin embargo, a los amigos más cercanos les hace caso, pero su filtro es claro, no pueden tener hijos, no pueden tener más de 35 años y deben ser independientes, además de “estar buenas”, por supuesto.

Sus amigos le insisten con que mujeres de esa edad sin hijos es difícil encontrar, que algunas ya lo tienen todo muy resuelto, etc. etc. y él se niega por completo. Su argumento me pareció válido: “Si la llego a conocer, y resulta que me cae bien, me gusta, me engancho, me encariño, y voy a someterme a una cantidad de cosas que no quiero: que el niño se enferma, que no hay quien lo cuide, que no puede irse un fin de semana porque el colegio del niño, aparte de la presencia constante del papá de la criatura, y todo lo que ello implica. En conclusión, termino cargando con problemas que no son míos, que no me he buscado y que no tengo en mi vida. Por eso prefiero, ni siquiera saber el nombre.”

Es verdad, para qué siquiera dar la oportunidad a quedar en una posición de difícil decisión cuando se tiene tan claro lo que no se quiere para su vida.

Para tener en cuenta me parece, no obstante, ¿qué se hace cuando ya se coló por el filtro, cuando uno ya se encariñó y tiene que tomar decisiones difíciles? ¿cuando la balanza no es tan clara? ¿sirve la teoría de emborracharse sin pensar en el guayabo (la resaca)? ¿no es eso un poco adolescente? ¿salir a correr es más maduro?

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