15/4/10

I'm only happy when it rains

Es verdad, mi estación favorita es el otoño. Casualmente (y quizás no tanto) desde que vivo en un país de estaciones cosas buenas me han pasado en otoño, he empezado trabajos, amores, amistades, al punto que asocio el viento y la caída de las hojas con una sensación de bienestar, casi de felicidad en mi vida.
Por estos días en Buenos Aires llueve, desde que me levanto el cielo está cubierto y es esa llovizna molesta y sin carácter que funciona a las órdenes de Murphy (para cuando estás dentro y empieza cuando tienes que salir).

Es cierto, no tengo ganas de dejar mi cama, tampoco el gato que siempre está pronto a pedir mimos desde bien temprano, pero no hoy, no con el día gris, entonces solamente se refugia en alguna curva que haga mi cuerpo por encima de las cobijas para ponerse calientico y prodigarme la misma gracia a mí.


Sin embargo, así y todo me obligo a salir a la calle, a mojarme un poco porque odio las sombrillas o los pilotos (bueno lo segundo no es cierto, sólo que no tengo uno), a que me salpique uno que otro bus, a pisar las baldosas flojas que tiran agua a lugares inesperados (especialmente cuando tienes falda), a trabajar porque tengo que.


Pero mientras camino por la calle no me enojo, o bueno sí, un poquito con las señoras que me mojan con sus sombrillas y además me quieren sacar de debajo de los techitos, pero nomás, por el contrario el paisaje gris se me hace familiar, me siento en casa (es un clima bogotano sin duda),me reconforta tener que usar botas y bufandas, me siento yo de nuevo… I’m not singing in the rain, pero casi.