31/3/09

¿Hay otra alternativa?

Es llover sobre mojado decir que la soledad está socialmente perseguida. Más allá del condicionamiento social (que aunque no queramos pesa mucho), incluso de la teoría de que el hombre es un animal social, no puedo dejar de preguntar; a pesar de estas dos condiciones, ¿es un ser humano solo (sin pareja) viable?
Ya sé que millones lo afrontan a diario, pero mal de muchos consuelo de bobos, decía mi mamá, por eso me pregunto si hay una forma de darle la vuelta y saltarse el drama de las citas, las ilusiones, las apuestas y ser capaz de ser feliz en soledad. No por la pereza de vivir estas cosas, no por el miedo a ser herido mientras se está expuesto (aunque sería una razón de autoconservación), sino simplemente por optar diferente (sin ser monja, o algo así), ¿es la soledad una forma viable de vivir felizmente?

24/3/09

Gustos particulares

Cuando tenía 13 años tuve mi primera fantasía con un hombre, con uno de verdad. Vi en ese profesor de filosofía (vaya cliché), de maneras extravagantes (no era un poeta maldito, ni un intelectual seductor, de hecho era algo torpe y apasionado), y con la misma imagen de Clark Kent, un encanto que nadie más percibía.
Fue la primera vez que me distraje en clase por estar montada en un globo, fue la primera vez que tardé en entregar un examen porque pasé algún tiempo contemplando cómo el profesor que lo cuidaba jugaba con las galletas morochitas en el escritorio antes de comérselas. Me entretuve queriendo saber qué pensaba en ese momento, pues parecía que le hablaban.
Para ese entonces, su estatura, sus rasgos finos, casi femeninos; su extrema delgadez, y su comportamiento errático, no eran parte del ideal colectivo femenino que me rodeaba, sólo para mí era atractivo. Ahora me doy cuenta, que a partir de él, siempre he sido admiradora de esa extraña belleza, que mis inclinaciones siempre han sido por hombres “particulares”, que así empecé y por más esfuerzos que haya hecho por desviarme, aún sólo esos, me pueden.