Con esa información, y algunos datos que recogí en mi visita flash a Asunción, no puedo evitar empezar a hacer asociaciones, pues hay algunas casualidades (que realmente deben ser coincidencias) que la corroboran:
- La música típica paraguaya se parece mucho a la de los llanos orientales colombianos, que a su vez comparte rasgos con la venezolana y la de una región en México. Todavía no he podido enterarme como la llaman en Paraguay, pero de seguro no es casualidad que la toquen con el arpa y otros instrumentos de cuerda como el cuatro, y que para bailarla la zapateen, en los tres sitios de manera muy parecida. Ahora, tampoco creo que los guaraníes hayan desarrollado esos instrumentos cuando eran nómadas y recorrían el continente…
- También compartimos algunas costumbres gastronómicas. En un clima tan cálido, abundan los platos calientes, para ser más exactos las sopas, a las que se les pone queso, y muchos ingredientes. Todavía recuerdo con angustia los sancochos de pescado a la hora del almuerzo en Cartagena… No responden a la lógica de las estaciones como en Buenos Aires, en donde durante el verano abundan las ensaladas y los platos ligeros, y los guisos son exclusivos de la época invernal. También, por suerte, abundan las frutas, los platos con yuca (mandioca), y hasta tienen pandeyuca! (chipa). Para terminar, según mi jefe, les gusta comer la carne seca, como a nosotros. (no sé de dónde saca eso.. pero puede ser, nos gusta comer la carne en sopa, y no sólo a la parrilla o en milanesa).
- Algo que me llamó mucho la atención fue el uso de la palabra cachaca. Aquí no se refiere a la gente oriunda de ningún sitio, y menos como sinónimo de aburrido –como la usan los costeños colombianos, para referirse a nosotros los del interior, y más si la juntan con el calificativo: seca (o sea, una mujer del interior muy aburrida)-; sino que se refiere a un género musical. Un punto intermedio entre el vallenato meleguero, del más malito, y la cumbia villera argentina. Esa música que parece la evolución tropical de los Bukies, en donde un sintetizador y algunas veces un acordeón se convierten en instrumentos realmente detestables. De las letras ni hablar, el osito dormilón sería una creación poética!
No voy a tener la oportunidad de verlo bailar, una lástima, lo que sé es que si lo bailan como en Argentina bailan la cumbia y el vallenato (incluso del bueno), estaría preparada para ver a mucha gente intentando ser bailarina de orquesta del Binomio de oro o de Diomedes Díaz… intentando aplicarle el ritmo y los movimientos del reggeaton (otro invento diabólico) al apacible ritmo del vallenato.
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